ENTREVISTAS

Isaac Martinez: “Hay que centrarse en lo que es esencial para la fe”

photo Miriam Castro

Par Miriam Castro

ENTREVISTAS

4 diciembre 2019

Isaac Martínez Chuquizana, ex animador general de la Sociedad de los Misioneros de los Santos Apóstoles, nos habla de su vida, de su fe en Jesús y de su implicación en Fe y Luz, un movimiento por los derechos de las personas con discapacidad intelectual.

 

Miriam Castro: ¿Puede hablarnos un poco de usted y de su familia?

 

Isaac Martinez: Nací en la provincia de Huarochirí (Lima), Perú. Éramos una familia de nueve hijos, siete hombres y dos mujeres. Uno de mis hermanos desarrolló un tumor cerebral que le paralizó la mitad del cuerpo. Él murió en 1985, dos años después de su diagnóstico. Otro de mis hermanos es el Padre Abad Martínez, también miembro de los Misioneros de los Santos Apóstoles. Estaba estudiando en una escuela técnica agrícola cuando empecé a sentir el deseo de ser sacerdote. No era muy complicado, nada especial. Quería decirle a la gente lo que Jesús nos enseñó, proclamar el Evangelio. Así que dejé mi pueblo a los 16 años para continuar mis estudios para ser sacerdote.

Pero no pude entrar en el seminario de los Santos Apóstoles porque era muy joven y sólo aceptaban vocaciones tardías y tenía que tener veinte años. No quería esperar. Así que comencé mi formación en el seminario de los Misioneros del Sagrado Corazón, donde estudié filosofía y teología. Me quedé allí cuatro años, pero con la intención de unirme a los Santos Apóstoles. A los veinte años, hablé con el padre Eusèbe Ménard, quien me acogió sin ningún problema. Así pude continuar mis estudios hasta mi ordenación sacerdotal en 1979.

 

Durante la ordenación sacerdotal del padre Isaac Martinez, junto al padre Eusebio Ménard et el obispo Mario Tagliaferri

 

Miriam: ¿Cuándo y cómo tuvo lugar su primer apostolado?

 

Isaac: En 1985 me enviaron al pueblo de Pebas, en la selva amazónica de Perú. Esta experiencia laboral duró dos años. Aprendí mucho sobre el trabajo con la gente, sobre la planificación del trabajo pastoral en colaboración con el obispo. Era un territorio misionero. Al principio fue difícil, sobre todo por el calor y la humedad constantes, pero la gente es muy acogedora y trabajamos muy bien juntos. Trabajé principalmente con las comunidades indígenas.

Después de dos años, tuve que dejar este lugar para retomar mis estudios. Como tenía la intención de continuar mi trabajo en el Amazonas, decidí estudiar misiología, la disciplina que se ocupa del trabajo de los misioneros. En ese momento, esta especialidad se ofrecía sólo en tres ciudades: Sao Paulo en Brasil, Roma en Italia y Ottawa en Canadá. El Consejo General de la época decidió enviarme a la Universidad de San Pablo, en Ottawa. Después, fui elegido Animador General de mi comunidad durante dos mandatos consecutivos, pour un total de 10 años. Durante este tiempo, la comunidad misionera creció y se abrieron casas de formación en la República Democrática del Congo, Indonesia y Vietnam.

 

El padre Isaac Martinez conoce al Papa Francisco en 2015.

 

Miriam: Y usted también participó activamente en el movimiento Fe y Luz…

 

Isaac: Fe y Luz se fundó en 1971 en Lourdes, Francia, y ahora hay más de 1 450 comunidades en 85 países. En Montreal hay 4, incluida una comunidad hispanohablante.

La misión del movimiento es integrar a las personas con discapacidad intelectual en la sociedad y en la Iglesia. En algunos países, todavía hay mucho rechazo y poca aceptación. Por desgracia, algunas familias se avergüenzan cuando uno de sus miembros tiene problemas mentales. En los países en vías de desarrollo he sido testigo de situaciones muy tristes y difíciles en las que se encadena a las personas con discapacidad intelectual para evitar que salgan a la calle.

En 1983, empecé a trabajar como capellán de una comunidad que se reunía en Chaclacayo, en la región de Lima, Perú. En 2009, me pidieron que sirviera como capellán internacional. Ahora he terminado mi segundo mandato (cinco años cada uno), lo cual ha sido una hermosa etapa de mi vida.

Las comunidades de Fe y Luz tienen entre 20 y 30 participantes, que se reúnen una vez al mes. Las reuniones comienzan con la oración y la reflexión, seguidas de un almuerzo con juegos y canciones. Se trata de encuentros espirituales especialmente dirigidos a personas con síndrome de Down u otras discapacidades intelectuales, y también a sus familias.

 

Isaac Martinez (en el centro con un polo azul marino) durante un encuentro del movimiento internacional Fe y Luz, realizado en 2013. Foto tomada por Fe y Luz.

 

Miriam: En su opinión, ¿hay una mejora en la aceptación de las personas con discapacidad intelectual dentro de la Iglesia?

 

Isaac: Hay más apertura en la Iglesia, especialmente en los lugares donde están presentes las comunidades de Fe y Luz. En estas parroquias, las personas con discapacidad son visibles y participan en la ceremonia, por ejemplo llevando ofrendas al altar. Poco a poco, la mentalidad de la sociedad ha cambiado, aunque sigue existiendo un cierto rechazo, el cual es provocado por el miedo a acercarse a estas personas, a conocerlas. Para empezar a superar este miedo, es importante apoyar la visibilidad de las personas con discapacidad intelectual.

Fe y Luz es un movimiento ecuménico, en el que hay muchas comunidades mixtas donde participan anglicanos, ortodoxos, católicos, protestantes, metodistas. Incluso hay grupos con participación musulmana. El movimiento fue fundado por Jean Vanier y Marie-Hélène Mathieu, con la convicción de que, gracias a nuestro humanismo, es posible mantener la unidad de la sociedad. Nuestras diferencias nacen de nuestras elecciones. El Sr. Vanier fue también el fundador de El Arca, un organismo formado por comunidades de vida que comparten la misma espiritualidad que Fe y Luz.

 

Mi formación y mis experiencias como sacerdote se han centrado en una persona: Jesús. Él es mi inspiración diaria en mi vida, en mis relaciones con los demás, con Dios y con la naturaleza. Su forma de ser, su contacto con la gente, cómo se acercaba especialmente a los rechazados, a los abandonados, a los desconocidos.

Isaac Martinez

 

Miriam: En conclusión, ¿cómo ve el futuro de la Iglesia católica en Quebec?

 

Isaac: Creo que tiene futuro, pero ese futuro será diferente. Este es un tiempo de purificación y renovación. Tenemos que aprovechar este tiempo para analizar nuestra propia fe como cristianos, para descubrir las causas de nuestros fracasos y encontrar la manera de mejorar. En la historia de la Iglesia, siempre ha habido momentos de oscuridad, de dificultad.

Creo que surgirá algo nuevo, nuevas formas de practicar la fe y de vivir la piedad, nuevas formas de trabajo pastoral. El modelo de iglesia predicadora cambiará, la fe se vivirá probablemente en pequeñas comunidades, como en los inicios del cristianismo. Tenemos que centrarnos en lo que es esencial para la fe: Jesús y el Evangelio. Es una obra personal que no tiene nada que ver con lo que vemos fuera.

 

ACERCA DE MIRIAM CASTRO

Apasionada por los viajes y las nuevas culturas, Miriam decidió instalarse en Quebec y obtuvo un máster en Comunicación en la UQAM, mientras trabajaba como directora de la Fundación Padre Menard. Cuando no está corriendo para hacer su meditación en movimiento, lee, ve series o comparte una buena comida con la gente que quiere.

 

Las opiniones expresadas en los textos son de los autores. No pretenden reflejar las opiniones de la Fundación Padre-Menard. Todos los textos publicados están protegidos por derechos de autor.

 

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